Autor: Hernán Rivera Letelier
Valoración: excelente, muy bueno, magnifico, maravilloso, un manjar
Editorial: Alfaguara
Duración: 5 octubre-25 octubre
Hernán dice que esta novela policíaca, la primogénita en ese estilo, está escrita de la forma en la que a él le gustaría leer una. Porque tampoco le gustan las novelas policíacas.
Conserva todo su espíritu conocido en sus novelas anteriores. No por ser policial cambia ese estilo narrativo, clásico. Claro, es lo característico suyo.
Personajes tan simpáticos y afines como siempre. Ahora son el Tira Gutierrez y la hermana Tegualda los simpáticos y afines.
Él es un investigador privado, graduado con honores mediante un curso por correspondencia con una universidad argentina. Ella, la religiosa, joven, apuesta, dueñas de los pensamientos burlones del Tira por su atractivo cuerpo grotescamente oculto tras toda esa larga ropa, fea de forma y opaca en color, evangélica, más esos zapatones de hombre, todo que siempre usa, recurrió a él por auxilio y encargo de la madre de su amiga Esther, otra víctima más del psicópata violador del cementerio Antofagastino.
Él la convida como secretaria y ayudante, Mujer muy útil a lo largo del desarrollo de este caso. Caso en el cual va dificultándose cada vez más la verdad sobre quién es el verdadero violador del campo santo.
En la historia tienen cabida personajes locos, quizá propios nortinos. Está la tarotista-quiromántica, su pololo, hombre que vive en un cabaret y que se sabe, vendió su casa dejando a su hijo en la calle, sin considerarlo más, dejando que se criara solo. El Muertito le dicen a su hijo, quien ha vivido desde su adolescencia (ahí fue cuando su papá lo dejó), en el cementerio, conviviendo con esqueletos, compartiendo sus casas, mausoleos. Y hasta los mismos personajes principales son extraños, ¿ o no es extraño desde ya, un investigador privado titulado por correspondencia, y su amiga secretaria una evangélica joven y atractiva?
No hay comentarios:
Publicar un comentario